Los investigadores han diseñado un dispositivo robótico blando que permite a médicos y personal de urgencias insertar tubos respiratorios de forma segura sin necesidad de una formación exhaustiva ni de imágenes avanzadas. Probado en maniquíes y cadáveres, el dispositivo permitió a un pequeño grupo de proveedores de atención prehospitalaria alcanzar tasas de éxito globales de hasta el 96% con solo cinco minutos de formación. Esta nueva plataforma podría ampliar y democratizar el acceso a la intubación fuera del ámbito hospitalario, incluso durante la atención inmediata de urgencia y en regiones con recursos limitados. La intubación es un procedimiento crítico utilizado de forma rutinaria durante las cirugías y en pacientes con insuficiencia respiratoria u obstrucciones de las vías respiratorias. En la actualidad, la intubación requiere clínicos formados que tengan la habilidad y los conocimientos anatómicos necesarios para guiar manualmente un tubo respiratorio a través de las vías respiratorias. Además, casi siempre se realiza en hospitales y quirófanos, donde los cuidadores tienen acceso a equipos médicos que pueden visualizar la tráquea. Por lo tanto, es mucho más difícil intubar a los pacientes fuera de los hospitales, como en situaciones de emergencia y en las ambulancias. Esta dificultad eleva la tasa de fracaso del personal médico prehospitalario, lo que provoca retrasos y complicaciones potencialmente mortales por los repetidos intentos de intubación. Para solucionar este problema, David Haggerty y sus colegas diseñaron una plataforma de intubación basada en un dispositivo robótico blando, parecido a una enredadera, que puede arrastrarse por la tráquea. El dispositivo se basa en el principio de extensión de la punta, que emplea un tubo que se extiende desde la punta en lugar de ser empujado desde la base. Esto permite que el tubo se adapte a la vía respiratoria, lo que le permite navegar de forma autónoma por la tráquea ejerciendo menos fuerza sobre los tejidos delicados. Utilizando el dispositivo, expertos con experiencia en intubación lograron tasas de éxito del 100% al intubar maniquíes y cadáveres en menos de nueve segundos. A continuación, Haggerty y su equipo hicieron que ocho paramédicos y técnicos de emergencias médicas probaran el dispositivo en cadáveres. Este personal con menos experiencia en intubación logró una tasa de éxito del 87% durante los primeros intentos de intubación y solo necesitó 21 segundos, superando su rendimiento durante la intubación estándar con videolaringoscopia guiada.