En su estudio sobre materiales bidimensionales estratificados, los investigadores del ICFO han logrado observar una anomalía, una transición inesperada en el estado del sistema que ha sido provocado por luz. Dicha anomalía ha resultado ser una sensibilidad a nivel de fotón individual con propiedades extraordinarias que no habían sido accesibles antes: la capacidad de detectar fotones de longitud de onda larga (hasta el infrarrojo medio) a temperaturas relativamente altas.
Los resultados de estas propiedades tan buscadas, publicadas en Science, abren la puerta a una amplia gama de aplicaciones, desde la bioimagen, la astronomía observacional hasta las tecnologías cuánticas.