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El tiburón-limón es registrado depredando un pez invasor de agua dulce en Fernando de Noronha, Brasil

El inédito registro de caza del pez jaguar fue realizado después de lluvias intensas, cuando el agua dulce desbordó hacia la bahía do Sueste, área de alimentación de la especie

Peer-Reviewed Publication

Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo

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Disoriented by the salinity of the water, jaguar cichlids try to escape from a lemon shark in Fernando de Noronha 

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Credit: Mariano Correa

 Investigadores apoyados por la FAPESP registraron, por primera vez, tiburones-limón (Negaprion brevirostris) depredando una especie invasora, el pez jaguar (Parachromis managuensis). El registro fue realizado en marzo de 2024, en la Baía do Sueste, un conocido punto de alimentación de tiburones en el archipiélago brasileño de Fernando de Noronha.

El estudio fue publicado recientemente en la revista Environmental Biology of Fishes.

El evento era considerado improbable porque la Baía do Sueste es una entrada del mar en la tierra, por lo tanto con agua salada, mientras que el pez jaguar es de agua dulce. Sin embargo, la bahía recibe aportes de agua dulce de un manglar cercano después de lluvias fuertes.

Introducido en Fernando de Noronha, probablemente para producción de proteína animal, el pez jaguar tolera cierto grado de salinidad, pero se vuelve estresado a partir de determinado nivel. Los investigadores observaron un nado errático del pez, lo que facilitó su captura por los tiburones.

Además de la dificultad para nadar, estudios de otros grupos ya habían demostrado que salinidades superiores a 25 psu (unidad práctica de salinidad) provocan aumento de la frecuencia cardíaca en los peces jaguar. En la Baía do Sueste, la salinidad puede alcanzar 32 psu.

“Esta es un área de reproducción, vivero y alimentación de los tiburones-limón. En la noche anterior a nuestra observación hubo lluvias fuertes, lo que hizo que el reservorio del Xaréu, en el que viven los peces, desbordara hacia el manglar y este, a su vez, también desbordó, generando una conexión con la bahía”, relata Bianca Rangel, primera autora del estudio, quien realiza un posdoctorado en el Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP) con beca de la FAPESP.  

Con aguas rasas, cálidas y turbias, la Baía do Sueste es también un lugar de alimentación de tiburones tigre (Galeocerdo cuvier), al punto de que el baño y el buceo fueron prohibidos en 2022 tras accidentes con turistas.

Las observaciones fueron realizadas con drones, durante el monitoreo de los tiburones llevado a cabo por los investigadores. En él, los animales son capturados, medidos, pesados y marcados con un microchip, además de tener sangre colectada, antes de ser devueltos al ambiente.

Las crías de tiburón-limón permanecen hasta un año en la bahía después de nacer, en profundidades de 1 a 6 metros, antes de migrar al mar abierto. Así se protegen de adultos de su propia especie, que pueden canibalizarlas. Tanto crías como posibles adultos fueron observados comiendo los peces jaguar.

Para los investigadores, los tiburones por sí solos no deben ser capaces de eliminar la especie invasora, pero pueden contribuir a reducir su población al depredar a los individuos que llegan a la Baía do Sueste.

Aunque no haya estudios sobre el impacto del pez jaguar en la biodiversidad del archipiélago, se cree que podría perjudicar a las especies locales, ya sea por competencia o depredación, como ocurre en otros sistemas acuáticos en presencia de invasores (lea más en agencia.fapesp.br/51673).

El trabajo forma parte del proyecto “Impacto de los cambios antropogénicos en la fauna: contribuciones de la fisiología de la conservación”, apoyado por la FAPESP y coordinado por Fernando Ribeiro Gomes, profesor del IB-USP.

Oportunismo

Los autores creen que el comportamiento de los tiburones es oportunista, por la razón obvia de que las especies de agua dulce no forman parte de su dieta. Sin embargo, no se sabe si los peces jaguar siempre entran en la Baía do Sueste después de lluvias intensas o si fue la primera vez que eso ocurrió.

“Este año hubo nuevamente desbordamiento, pero nadie observó esta interacción. No sabemos si el pez jaguar estaba en menor cantidad o si simplemente desapareció. Como no existe un monitoreo continuo en el manglar y en el embalse, no tenemos cómo saber si el animal aún está presente”, relata Rangel.

“Si la entrada del pez de agua dulce en la bahía se vuelve frecuente, es posible que los tiburones aprendan que después de las lluvias habrá comida disponible”, añade.

Hay registros de que tiburones pueden alimentarse de especies invasoras como el pez león (Pterois spp.). Sin embargo, no había registro de depredación del pez jaguar, ni se había observado el momento de la caza, como lo hicieron Rangel y sus colaboradores. El monitoreo continuo podrá determinar si la interacción sigue existiendo y cuál puede ser el papel de los tiburones en el control del invasor.

El artículo Unexpected prey: lemon sharks (Negaprion brevirostris) observed preying on an alien invasive freshwater fish in a remote notake marine reserve in the Equatorial Atlantic puede leerse en: link.springer.com/article/10.1007/s10641-025-01745-0


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